
El uso de estructuras metálicas, especialmente las de acero, ofrece múltiples beneficios en la construcción:
Versatilidad y diseño: La ligereza y resistencia del acero permiten crear grandes espacios diáfanos sin necesidad de soportes intermedios, ofreciendo una gran flexibilidad arquitectónica.
Alta resistencia: El acero tiene una alta resistencia a la tracción y la compresión, lo que lo hace ideal para soportar cargas pesadas y resistir eventos naturales como vientos fuertes y sismos.
Durabilidad: Con un tratamiento adecuado para resistir la corrosión, el metal puede ofrecer una vida útil muy prolongada y requiere un mantenimiento relativamente bajo.











